el demonio serpiente
Esta no es una historia de la irrealidad,
ni un mito de algún lugar perdido, no obstante el suceso fue real en su momento,
en aquel tiempo en el que todo era posible porque avía más libertan entre los
mundos.
Un gran estruendo fue escuchado a lo
lejos entre las montañas. En las alturas,
el cielo se llenó de oscuridad y se precipito una tormenta sobre la tierra llenando de gran temor a quienes vieron el suceso inexplicable, mientras veían descender la más espesa delas
nieblas de lo alto de la montaña cubriéndolo todo.
En ese instante, entre las montañas, se encontraban librando un gran batalla un terrible y sangriento guerrero conocido como Yanudairy, la sombra de la muerte, y el demonio serpiente quien tiene en su dominio una de las espadas más poderosas de la creación.
– Han paso mucho tiempo desde que alguien llego a este lugar con el deseo de llevar mi espada buscando su gran poder. Nadie sobre esta tierra lo ha logrado; los he matado a todos — Dijo el demonio.
—No es la primera vez que luchamos, yo soy Yanudairy― Siseo mientras su rostro se tornaba siniestro.
“! No puede ser. Yo mate a alguien con
ese nombre hace muchos años y era mi discípulo, quiso tomar mi espada para ser
uno de los más fuertes ¡”, exclamo el demonio en su interior, esperando que el
guerrero no lo tomara a cuenta.
― ¿Lo recuerdas? Fui el mejor de tus discípulos. Te matare despreciable…
Yanudairy fue directo a él .Su mano
izquierda se trasformó en una garra de dragón y de un zarpazo arranco el brazo
del demonio, de este salió un chorro de
sangre negra y pútrida; el demonio grito
de tal forma que las montañas a su alrededor se sacudieron. La criatura tomo su
brazo arrancado y lo transformó en la espada serpiente, de una forma vertiginosa
llego a la espalda de su contrincante y la clavo en el corazón. Yanudairy cayó
arrodillado al suelo, no grito, solo sonreía mientras su sangre se derramaba a
sus pies y el demonio retiraba la espada de su cuerpo.
—No creo que seas mi discípulo. Él era más fuerte y humano; me sirvió y masacro pueblos para complacerme, sin embargo, lo hacía más por odio a su raza que por mis órdenes―Susurro pensativo, tras unos segundos pregunto— ¿Quién eres en realidad? Eres uno de nosotros al usar un brazo de esa clase.
Yanudairy estaba agonizando y al escuchar esas palabras vio en su mente la imagen de una sonrisa. Era un recuerdo de hace muchos años, cuando era un simple mortal. Su mente viajo al pasado donde empezó todo.
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